El Festival Cordillera 2025 reúne en Bogotá a artistas de distintas generaciones, países y trayectorias. En un mismo cartel aparecen nombres como Rubén Blades, Paulo Londra, Fito Páez, Belanova, Serú Girán y Gipsy Kings. La mezcla no es casual. Es una declaración.
El lema de esta edición, “El futuro es latino”, no se limita a una consigna de mercadeo. Es una afirmación sobre el lugar que ocupa la música en la construcción de identidad. En un continente atravesado por tensiones sociales, políticas y culturales, el escenario se convierte en un espacio de encuentro. No hay una sola forma de ser latinoamericano, pero hay un deseo común de reconocerse en el otro.
La programación del festival no responde a una lógica de nostalgia ni a una apuesta exclusiva por lo nuevo. La convivencia entre generaciones permite que las canciones de ayer dialoguen con los sonidos de hoy. No se trata de reemplazar, sino de sumar.
Entre los artistas colombianos que participarán este año se encuentran Carlos Vives, Crudo Means Raw y otros nombres que representan distintas escenas del país. La presencia de estos músicos no solo aporta variedad estilística, también reafirma el papel de Colombia como un nodo central en la circulación de la música latinoamericana. Desde el vallenato hasta el hip hop, el repertorio nacional se integra a una conversación continental.
El Festival Cordillera no es solo un evento musical. Es una plataforma donde se cruzan lenguas, ritmos, historias y territorios. Cada artista trae consigo una parte del mapa. Cada canción es una forma de decir “aquí estamos”.
Columna para ADN Junio 17 de 2025 – Sonidos y Silencios por @Memoospi