A finales de octubre, Bogotá se convierte en escenario de múltiples expresiones musicales que tienen en común una pulsión rítmica: el baile. No se trata de una tendencia pasajera ni de una moda importada. Es una manifestación que se instala en la ciudad con fuerza, desde distintas latitudes y géneros, y que encuentra en el cuerpo su principal vehículo de comunicación.
Uno de los episodios más representativos de esta ola será la presentación del grupo francés L’Impératrice, que regresa a Colombia tras su paso por el Festival Estéreo Picnic en 2023. En aquella ocasión, su propuesta fue recibida con entusiasmo por un público que encontró en sus sonidos una invitación directa al movimiento.
La banda, formada en París en 2012, ha transitado por el pop, el nu-disco y la electrónica, construyendo una identidad sonora que se ha expandido por escenarios internacionales. Su más reciente álbum, Pulsar, incorpora elementos del disco clásico, el hip-hop y el kosmische, y cuenta con colaboraciones de artistas como Maggie Rogers, Fabiana Martone y Erick the Architect.
El baile también será protagonista en Páramo Celebra, evento que se realizará el 31 de octubre en el Chamorro Entertainment City Hall. El cartel reúne propuestas que, aunque diversas en origen y estilo, comparten una vocación por el ritmo. Desde el Reino Unido llegan Bloc Party y Primal Scream, dos agrupaciones que han marcado momentos clave en la historia del indie rock y la electrónica. Bloc Party celebra los 20 años de Silent Alarm, disco que definió una generación. Primal Scream, por su parte, trae consigo el legado de Screamadelica, obra que fusionó psicodelia, rock y dance en los años noventa.
La cuota latinoamericana estará representada por Superlitio, banda caleña con una trayectoria que ha explorado el mestizaje sonoro; Nicolás y Los Fumadores, proyecto bogotano que ha ganado espacio en el circuito independiente; y Lolabúm, agrupación ecuatoriana que ha construido una propuesta emocional y envolvente.
Estos encuentros no se presentan como simples conciertos. Son espacios donde la música se convierte en experiencia física, donde el cuerpo responde a estímulos que van más allá de la melodía. En ellos, el baile no es accesorio, sino eje central. Bogotá, en este cierre de octubre, se transforma en una ciudad que escucha con los pies.
Columna para ADN Octubre 14 de 2025 – Sonidos y Silencios por @Memoospi